La espalda apoyada sobre lo que la soledad deja
Mientras pies sin pausa caminan en otro lugar.
Manos frías en un cálido ambiente incomprensible, mentiroso.
Recorro mis adentros
Los afueras, degradados, pálidos, congelados.
Prefiero escucharme, se abre mi pecho, se obstruye mi garganta
Apretar los puños no ayuda, cerrar los ojos con fuerza, tampoco
domingo, 16 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario